En estos últimos años, la pandemia ha cambiado mucho la relación de los trabajadores con el trabajo. Se han vuelto más exigentes en lo que respecta a sus expectativas. Tanto más exigentes que hacer que se sientan más comprometidos evita que se desvinculen (desconecten) profundamente del trabajo o hasta que presenten su dimisión.
Pero ¿qué es lo que impulsa esta desvinculación? La lista es larga. La desvinculación se puede deber a:
- pérdida de rumbo y de sentido,
- valores que no coinciden,
- desmotivación latente,
- falta de comunicación.
- la necesidad de flexibilidad.
Algunas empresas se han percatado de estos elementos y están desplegando, con paciencia y firmeza, una sólida cultura empresarial cuyo eje central es el desarrollo de un sentido de pertenencia. Lo que es aún más importante en estos tiempos de escasez de mano de obra / la búsqueda de talentos que se hace sentir en muchos sectores.