Deberíamos poder definir el tiempo que tardaremos en llevar a cabo una determinada tarea, pero la realidad es muy distinta y muestra tiempos de ejecución sistemáticamente superiores.

Esta subestimación de la cantidad de tiempo necesaria tiene un nombre: sesgo cognitivo en la planificación. ¿Cómo podemos solucionar esta situación y llevar a cabo las tareas en el tiempo previsto?

Cuando se trata de estimar o calcular el tiempo que tardaremos en llevar a cabo una tarea en particular, ser demasiado optimistas suele acabar en desilusión. Tanto es así que acabamos sumamente decepcionados y el resultado no suele llegar. 

En estudios recientes se ha demostrado que esto se debe al sesgo cognitivo de las personas a la hora de planificar. En definitiva, es bastante difícil estimar o calcular individualmente el tiempo que se va a dedicar a una determinada tarea, aunque esto sea un elemento clave en la forma en la que gestionamos nuestro tiempo. ¿Por qué no somos capaces de evaluar correctamente nuestro gasto de tiempo y pareciera que pensáramos que estamos mejor organizados y preparados en este sentido con cada nuevo proyecto que aceptamos?

Múltiples consecuencias

Tenemos que remontarnos al año 1977, cuando dos psicólogos, Daniel Kahneman y Amos Tversky, idearon el concepto de la llamada falacia de la planificación. Estudiaron cómo eran capaces de predecir las personas el tiempo que tardarían en llevar a cabo una determinada tarea al observar a individuos que, como buenos optimistas, subestimaban la cantidad de tiempo que tardarían en llevar a cabo sus proyectos. Lo cual generó demoras en todos los casos. 

Estas personas no aprendían de sus errores pasados y no se cuestionaban a sí mismas.      Las situaciones observadas actualmente en las empresas y que acaban haciendo que las personas sobrepasen el tiempo asignado para realizar una determinada tarea, a veces suponen costes añadidos para la empresa o repercuten en otros integrantes del equipo. No obstante, debemos señalar que no todo el mundo tiene este sesgo cognitivo. Esto se refiere únicamente a las personas que deciden por sí mismas la cantidad de tiempo que se conceden para llevar a cabo determinadas tareas.

¿Por qué investigamos este tema?

Sencillamente porque existen soluciones que permiten a las personas gestionar mejor sus horas de trabajo en la oficina, aumentar su eficiencia al entregar el proyecto o llevar a cabo la tarea a tiempo, lo cual hace que las personas se sientan satisfechas con el trabajo realizado. 

Todo esto también ayuda a mejorar la conciliación entre el trabajo y la vida personal, lo que supone una preocupación menos. Está muy bien, ¿no?

Así que, para evitar decepciones y entregar el trabajo dentro del plazo previsto, sería conveniente dar un paso atrás y poner barreras que contrarresten este sesgo cognitivo, el cual está sumamente arraigado en algunas personas.

He aquí algunas formas que puede considerar o explorar para mejorar su gestión del tiempo

  • Escuchar y adoptar el punto de vista de una parte externa (un colega) para calcular o estimar mejor cuánto tiempo llevará realizar determinada tarea. 
  • Dése un margen de maniobra mayor que el plazo de tiempo inicialmente previsto.  
  • Hágase una idea precisa del proyecto y de todas las tareas asociadas que debe llevar a cabo para restablecer el equilibrio temporal y dejar de procrastinar o dejar las cosas para más tarde. 
  • Por último, tenga en cuenta que existen métodos para trabajar de forma más eficiente, como el bloqueo del tiempo o el método Pomodoro, que consiste en trabajar con temporizador. El objetivo es concentrarse en una misma tarea en sesiones de 25 minutos.
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